Colas en los transportes públicos para recorrer los 2 o 3 kilómetros de distancia hacia los mejores lugares para observar los fuegos artificiales.
Yo tuve la suerte de verlos cenando en la terraza de un restaurante típico tailandés, cuyo propietario es el arquitecto que diseño toda la parte nueva de Urayasu, y ahora jubilado esta al pie del cañón de su hobby, la restauración.
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