miércoles, 27 de marzo de 2013

Los miedos del entrenador http://transformaciondeportiva.com


BUEN ARTICULO. Real como la vida misma.

           Los miedos del entrenador

(Post de Xavi García @xgpcoach)
Me considero un experto ayudando a líderes, porque he cometido todos los errores que se pueden cometer… Y me he dado cuenta, y los pongo a tu servicio. A veces, más importante que saber qué hacer, es saber qué no hacerEl miedo y la confianza, dos caras de una misma moneda: el rumbo emocional del entrenador pasa muchas veces por el lado en el que cae es moneda. El miedo está presente en toda la vida del entrenador. Hay que saber tratar con él, porque si no te devora, te limita y te inmobiliza. Estos son algunos de los miedos que yo he sentido como entrenador, y que ahora observo trabajando con entrenadores.

Miedo a mostrar emociones. (“No ser perfectos nos hace mejores que las máquinas”)
(desde la vulnerabilidad hasta la celebración). Su impacto es el de la olla a presión. Todo se queda dentro, recelos, envidias… hasta que explota a veces en los momentos menos adecuados, y a través de la rabia. Confieso que en mi caso he expresado bastante la de la celebración. En cambio mostrar mi vulnerabilidad ha estado vetado, lo cual  me ha traído consecuencias muy malas a nivel personal. Las emociones nos mueven a la acción, nos conectan a las personas. Incluso ante tus colaboradores de más confianza, puedes llegar a cerrarte en banda, a no dejarte ayudar por miedo a mostrarte…

Miedo a perder el partido. (Entretener, emocionar, solo se hace si estás entretenido y emocionado”)
Hace que distorsiones la realidad, sobrevalorando al rival y empequeñeciendo a tu propio equipo. Por eso conectas más con la parte defensiva que la ofensiva, desde la preparación hasta la ejecución. Te defiendes cuando te sientes atacado. Ese miedo está alejando la percepción del entrenador de la del resto del mundo. Buscamos culpables para las bajas audiencias y la pérdida de interés por nuestro juego. El culpable es el miedo a perder. Sin duda. Estamos en una era donde atraer la atención de la gente es un reto mayor que nunca antes. La creencia, “prefiero perder 59-60 que 89-90” es de las peores y de las que han hecho más daño al baloncesto. Y fijaros que a la hora de invertir en un cuerpo técnico, preferimos invertir en dos personas que estudien el rival y la manera de contrarestarlo, e invertimos casi cero, en alguien que se dedique a trabajar la confianza de todo el equipo.

Miedo a equivocarme en las decisiones. (“La intuición es el rango de información con más potencial a desarrollar”)
Te instala en la duda permanente, y en el conservadurismo. El miedo al “minifracaso” hace que no se tomen decisiones. Y luego acaba pasando que muchas veces se toma la decisión tarde, que es peor que no tomarla. Es necesario confiar en la intuición, en el olfato. Al fin y al cabo esto no son matemáticas. La capacidad de anticipar es esencial en un líder. Quien recorre caminos seguros es porque antes han pasado muchos.
Miedo a la prensa y a la crítica. (“Nadie tiene toda la verdad. Todo el mundo tiene parte de verdad”)
Lo peor que puedes hacer es estar a la defensiva de lo que te dice la gente. Entrenar es estar expuesto. Hay que saber llevarlo. Hay que escuchar a la gente y sacar conclusiones. Una perspectiva diferente no tiene “la verdad” que a ti te falta, pero sí puede darte una idea, ni que sea un 2% de verdad, que te hace cambiar un pequeño detalle que puede cambiarte el resultado que estabas obteniendo. A mí me ha pasado, hablar con alguien de la calle, o un periodista, que te dice algo que no se te había ocurrido, y automáticamente negarlo o quitarle valor, por miedo a que parezca que no lo habías pensado.

Miedo a la directiva. (“El entrenador es el nudo de comunicación que debe seducir a los dos poderes: el del jugador, y el de la directiva”)
Yo he tenido ese recelo, muchas veces. Mi forma de actuar ha sido querer “ganar” todas las conversaciones. Hablando de baloncesto quería asegurarme que ellos viesen que yo sabía lo que tenía entre manos. Tenia miedo a que pensasen que no era suficientemente bueno. Eso hacía que se sintiesen incómodos hablando conmigo. Actuar desde la confianza, en cambio es dejar que se expresen, y si conviene, dejar que “ganen”, ceder cosas, pactar, tener una relación de igualdad. El poder te lo dan, no lo tienes. El miedo a que te lo quiten, hace que te comportes como para que te lo quiten.

Miedo a no tenerlo todo controlado. (“El jugador contento, juega mejor. Tu trabajo es que juegue contento”)
Eso, por ejemplo en los desplazamientos.. Horarios rígidos, comer juntos, desayunar, paseo, reunión, siesta… Pero resulta que la mayoría de equipos pierden mucho más fuera que en casa. En casa no tenemos control sobre lo que hace el jugador antes del partido. Quizás monta fiestas en su casa, quién sabe lo que come, lo que hace la mañana de partido… Esa rigidez en los desplazamientos transmite la inseguridad y el miedo del entrenador, al equipo.

Miedo a no ganarme la credibilidad de los jugadores. (“Solamente puedo tener éxito si soy yo. Puedo mejorar mi yo, pero no traicionarlo”)
Tengo que demostrar siempre que lo sé todo, que tengo soluciones para todo. No puedo cambiar de opinión… qué pensarán? Aunque sienta que me estoy equivocando, debo mantenerme firme… Esos pensamientos nos hacen actuar sin naturalidad, por lo tanto acabamos sin credibilidad. No nos vemos 100% capaces y preferimos aparentar que lo estamos, en lugar de aprender lo que haga falta para vernos en ese punto de capacidad.

Miedo a perder el puesto. (“No tienes el respeto de los demás si no te respetas a ti mismo”)
Este es el peor, hace que traicionemos sistemáticamente lo que nuestro corazón, intuición y experiencia nos dictan. Sentimos que debemos hacer algo que quizás no guste a todos, y no lo hacemos por miedo a las consecuencias. Lo malo es que olvidamos valorar las consecuencias de no hacerlo!!

Convivir con estos miedos es parte del día a día del líder. Es necesario enfrentarse a ellos para evolucionar. La alternativa a afrontarlos es entrenar o liderar desde ese miedo, que lleva de acompañantes la envidia, el rencor, el recelo… compañeros de viaje que hacen que consigas cosas pero no seas feliz consiguiéndolas porque no te permites disfrutarlas. Pocas cosas peores he sentido en la vida que un éxito vacío.
“La fuerza es confianza por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.” Arturo Graf

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