Los próximos 29 y 31 de marzo nos mediremos en dos partidos contra la Selección de Japón, dos amistosos que me traen a la cabeza
grandes momentos deportivos y personales de mi etapa como entrenador de Bardral
Urayasu de Japón.
Temporadas 2007/2008 y 2008/2009, llenas de
aprendizaje y de trabajo que nos llevaron a ser un gran equipo en un país que
siempre ha estado dominado por el Nagoya Oceans. Japón ya es otro mundo, pero
en cuanto a Futsal, han sido las temporadas que mejor sabor de boca me han
dejado. Gran trabajo e implicación de todos los estamentos, desde los clubes a
las instituciones pasando por los jugadores estaban centrados en crecer y hacer
crecer nuestro deporte.
Todo se preparaba por y para la afición, el sustento de
todo. No se escatimaban gastos para ver como la grada estaba llena día tras
día, partido tras partido, y donde el ambiente que se vivía se asemejaba a
finales mundialistas o de europeos. A pesar de ser una Liga que esta creciendo,
parece que es de las más interiorizadas por la sociedad que no escatiman en ir
a los pabellones y dejarse la piel como un jugador más animando a su equipo.
En mi primer año en Bardral Urayasu conseguimos ser
Campeones de la PUMA Cup y subcampeones de la Liga y en el segundo repetimos
como Subcampeones de Liga.
No sé si algún día volveré a sentarme en un banquillo
japonés, pero es algo que seguramente disfrutaría al 100%, un gran país que
cuida a un gran deporte. Aunque ahora,
como Seleccionador de Hungría espero que les ganemos en los dos amistosos que
tenemos por delante, seguro me perdonarán.
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